En estos estúpidos momentos me doy cuenta de que a veces
la vida se reduce a cosas simples, la pena es que no todo el mundo esta
capacitada para verlas, y yo era una de ellas.
Empecé a pensar en las grandes cosas, porque casi siempre
de los momentos, nos quedamos con justo eso, lo grande, con una idea general,
cuando en realidad ese gran momento, lo hicieron los pequeños detalles.
Detalles que pocos ven pero que yo estaba decidida a
empezar a encontrar y grabar en mi mente, porque son los detalles los que se
desarrollan sin querer, sin premeditación y los que sin darnos cuenta, en
verdad marcan un antes y un después.
Porque es justo ese detalle del que tu no te diste cuenta, pero yo me quede con él, el
temblor de tus manos al tocarme por primera vez. Porque no era el hecho de tu sobre mi, de tu follándome a
fuego lento mientras yo me derretía, era el hecho de tu mirada, era tu mirada
y la mía, sin ganas de separarse la una de la otra.
No eran las palabras que el aire quería recoger para
traerlas a mis oídos, si no tu manera de susurrarlas, para que captara la
verdadera intensidad de como las decías.
Detalles que hacen de un momento, un gran momento, pero
que no es más que nuestro momento. Es la esencia, tu esencia, nuestra esencia, la esencia de todo y no la cosa en si.