sábado, 7 de diciembre de 2013

Partir y alejarse

Esa necesidad de separarse de todo lo que te rodea para poder ver las cosas con perfectiva, para saber hacia donde encaminarte ahora que estás perdida.
Compró un billete de ida pero también otro de vuelta, esto no era un para siempre sino un hasta muy pronto, apenas unos días, los justos y necesarios para transformar una vida.
Buscó una libreta y en ella escribió lo que tanto dolía y a la vez lo único que la hacia sentirse viva.
Maletas en el compartimento y un viaje a tierras que saben a norte y a mar, partir y alejarse, la opción más sagaz. Alejarse porque duele aunque aún duela más.
Distraída en mil pensamientos, el viaje se hizo corto para ser en realidad eterno y sin separarse de aquel papel que había mantenido en un puño cerrado, recogió su equipaje y se encamino al silencio del atardecer.
Un taxi y una dirección, allí donde no hay nadie allí donde solo estoy yo.
Bajó y erguida, miró al horizonte donde solo había mar donde el aire corría y le devolvía aquello, que mantenía siempre reservado para aquel que en realidad no se lo merecía, su sonrisa.
Abrió su puño y miró aquel papel, aquellas palabras que siempre había querido decirle y había callado por miedo, aquellas palabras que ahora volaban en mil pedacitos mecidas por el agua, por el viento y por la soledad. Aquellas palabras que ya no se pronunciarán pero que nadie sabe si un día, podrían volver a ser el centro de su universo.



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